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Puerta de Alcalá

Puerta, Arco triunfal

La primera Puerta de Alcalá, sustituta tardía de las medievales del Sol y de Guadalajara que señalaban el camino hacia la capital del Henares, de donde toma el nombre, estaba emplazada al Oeste de la actual, en el cruce de la calle homónima con la actual de Ruiz de Alarcón. Fue diseñada en 1599 por el pintor italiano Patricio Cajés o Caxés (1544–1611) con la probable colaboración del arquitecto conquense Francisco de Mora (1553–1610), Maestro Mayor de las obras reales desde 1591 y de la Villa de Madrid, desde 1592. Construida por el maestro de obras Diego de Sillero, para conmemorar la entrada en Madrid de la reina Margarita de Austria, esposa de Felipe III. Estaba formada por tres arcos de ladrillo, uno central y dos más pequeños a los lados, decorados con pedestales y pilastras “de piedra berroqueña” que se integraban en el conjunto gracias a un revoco continuo que imitaba el mármol, coronándose por dos figuras colosales de yeso blanco realizadas por los escultores Juan de Porres y Alonso López Maldonado y también pintadas imitando mármol, que “simbolizaba la una en gallarda matrona a la célebre Mantua Carpetana; (y) representaba la otra en apuesto mancebo, al fabuloso Ocno Bianor, pretendido fundador de la Villa. Desprovistas de gracia, dábanle también adorno dos torrecillas laterales”. Por desgracia, la fragilidad de los materiales empleados en estas esculturas provocó su temprana ruina, por lo que ya en 1614, ante el riesgo de caída, hubo de retirarse una de ellas, que fue sustituida por otra al siguiente año cuando la Puerta se restauró para celebrar la entrada de Isabel de Borbón, recién desposada con el futuro Felipe IV; eliminándose ambas definitivamente sólo en 1624.

Seis años más tarde, en 1630, toda la Puerta fue remodelada dentro del programa de embellecimiento emprendido en torno al nuevo Palacio del Buen Retiro, eliminándose los arcos laterales, y renovando su coronación con una hornacina que cobijaba una imagen de Ntra. Sra. de la Merced, sobre un escudo con las armas reales, entre las efigies de San Pedro Nolasco y la Beata Mariana de Jesús.

Sin embargo, esta puerta renovada fue definitivamente derruida en 1691, cuando este tramo de la calle fue ensanchado por el Maestro Mayor de la Villa, el madrileño Teodoro Ardemans (1664–1726), que a cambio terminó, dos años después, una nueva algo más hacia el Este –donde la actual embocadura de la calle de Alfonso XI–, que a juzgar por las descripciones debió ser similar a la primitiva, con tres arcos también de ladrillo, coronado el central por otro con la imagen reaprovechada de la Virgen, flanqueada nuevamente entre los dos santos.

En 1702, con motivo de los festejos organizados para celebrar la entrada de María Luisa de Saboya, esposa de Felipe V, la nueva puerta se demolió y volvió a reedificar sin cambios aparentes, concertándose con el maestro de obras Pedro García Conde los trabajos de derribo y reconstrucción.

Esta Puerta permaneció hasta que en 1764, reinando ya Carlos III, quien la mandó derribar para ensanchar nuevamente la calle, planteándose la erección de una tercera como colofón a la construcción del Salón del Prado, que se escogería en un concurso convocado en 1769 entre los tres arquitectos más destacados de la Corte: Ventura Rodríguez Tizón (1717–1785), que presentó cinco propuestas, José de Hermosilla Sandoval (c. 1715-1776), que sólo entregó una, y el arquitecto palermitano Francesco o Francisco Sabatini Giuliani (1721–1797), que planteó dos posibles soluciones, y que fue elegido ganador. Una vez redactado el proyecto definitivo con cinco huecos –de raigambre barroca clasicista, en la estela de la romana “Porta del Popolo” del gran Gianlorenzo Bernini– y sus pertinentes condiciones de ejecución, se procedió a la licitación de la obra, que tuvo lugar el 6 de junio de 1769, aunque por falta de fondos los trabajos no se iniciaron hasta 1774, con 2.000.000 de reales adelantados por el Ayuntamiento hipotecando el arbitrio de tabernas, terminándose en 1778 como señala la inscripción dedicatoria sobre la propia Puerta, en cuya construcción colaboraron el escultor francés Roberto Michel Reimond (1720–1786), autor de las cabezas de leones de las claves y las cornucopias y guirnaldas de las cartelas, y el abulense (de San Vicente de Arévalo) Francisco Gutiérrez Arribas (1727–1782), que labró el escudo real flanqueado por un angelote y la figura de la Fama de la coronación, los niños que portan objetos alegóricos de las cuatro virtudes cardinales –Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza– del alzado exterior, y los trofeos militares que miran hacia el lado opuesto, y que denotan la formación castrense de Sabatini, que era teniente coronel del Cuerpo de Ingenieros.

Desde entonces ha sufrido escasas modificaciones, más allá de las huellas de metralla que dejaron en su superficie la artillería francesa el 3 de diciembre de 1808 y los proyectiles de los Cien Mil Hijos de San Luis en 1823; debiendo destacarse la pérdida de las rejas de forja que en tiempos la cerraban –a las diez de la noche en invierno y a las once en verano–, cuando todavía formaba parte de la cerca que rodeaba Madrid desde tiempos de Felipe IV, y que se eliminaron al mismo tiempo que ésta, al ejecutarse el llamado Ensanche de Castro, que había sido aprobado por Real Decreto de 19 de julio de 1860; creándose en 1869, a iniciativa del concejal Ángel Fernández de los Ríos, una plaza circular en torno suyo bautizada de la Independencia, que la dotó por fin de la imagen monumental de arco de triunfo exento con que había sido concebida. El coste de las obras para el erario municipal alcanzó los 18.521’219 escudos, incluida la restauración de la propia Puerta, realizada con la colaboración desinteresada del escultor valenciano José Piquer Duart (1806–1871), pues la “piedra de la base hasta más de un metro de altura hallábase impregnada de salitre y en estado de descomposición, y como no se había cuidado del emplomado, la lluvia caía a través de las piedras”.

En 1894, el arquitecto y escultor Arturo Mélida Alinari (1849–1902) propuso reforzar aún más su carácter triunfal con una escultura ecuestre de Carlos III situada en su eje, que debería costearse por suscripción nacional y que no se llegó a realizar, pero cuya maqueta, conservada en el Museo Municipal, ha servido de modelo para la que adorna la Puerta del Sol desde 1995.

En 1904, se realizó una nueva intervención con un coste de 1.118 ptas, reponiéndose la cabeza y un brazo de uno de los “putti” que la coronan, e instalándose planchas de zinc –en lugar de plomo– para impermeabilizar la techumbre.

En 1976 fue declarada Monumento Nacional.

Francesco Sabatini, yerno del célebre arquitecto Luigi Vanvitelli autor del palacio de Caserta, acompañó a Carlos III cuando dejó el Reino de las Dos Sicilias para ocupar el trono de España, construyendo para él las ampliaciones de los Palacios Reales de Aranjuez y El Pardo; también es suya la Real Aduana de la calle de Alcalá –actual Ministerio de Hacienda– y la primera traza del Jardín Botánico, terminado por el español Juan de Villanueva. Francisco Gutiérrez, pensionado en Roma y Escultor de Cámara de Carlos III, labró la figura de la Diosa en la Fuente de Cibeles, y los sepulcros de Fernando VI y Bárbara de Braganza en las Salesas Reales, diseñados también por Sabatini; mientras que Roberto Michel, Escultor de Cámara de Fernando VI y Carlos III, ocupó diversos cargos académicos y se encargó de labrar –entre muchas otras obras– los leones que tiran del carro de la Diosa Cibeles en la fuente antedicha.

Autores

GUTIÉRREZ ARRIBAS, Francisco (Escultor)

MICHEL REIMOND, Roberto (Escultor)

SABATINI, Francisco (Arquitecto y diseñador )

Fecha

1769

Galería de imágenes

Datos de localización y contacto

Puerta de Alcalá
Dirección
Pza  Independencia,  MADRID 
Madrid
España
Barrio / Distrito
RECOLETOS / SALAMANCA
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  • AA.VV: Catálogo de la exposición "Madrid restaura" (1979-1981). Madrid: Ayuntamiento de Madrid, 1981
  • ECIJA, María Ana y GARCÍA, Reyes: Catálogo de la exposición "Postales antiguas de Madrid". Madrid: La Librería, 1999
  • AA.VV: Catálogo de la Exposición: Album. Madrid: Museo Municipal de Madrid, 1989
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  • GEA ORTIGAS, María Isabel: Cercas, puertas y portillos de Madrid. Madrid: La Librería, 1999
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  • GEA ORTIGAS, María Isabel: Guía del patrimonio cultural de Madrid. Madrid: La Librería, 2000
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  • PROYECTO DE REPARACIÓN DE CUBIERTAS Y RESTAURACIÓN DE GRUPOS ESCULTÓRICOS: 01/01/1979 - Restauración, 4.362.601 Pts, INVENTARIO 940 LEGAJO 38 / INVENTARIO 940 LEGAJO 240, Artes Gran vía -planta-, CONTASA. Construcciones Tablada S.A., Ayuntamiento de Madrid, Papel, Fotografías en blanco y negro y en color., Artes Gran vía -planta-,
  • RESTAURACIÓN: 06/03/1992 - PUERTA DE ALCALÁ / PRENSA / MONUMENTOS REHABILITADOS MEDIANTE PATROCINIO, Artes Conde Duque catalogado A.V., Proart S.A., El Corte Inglés, Ayuntamiento de Madrid,
  • FOTOGRAFÍAS: Papel, 12/10/1991, Varias vistas generales del monumento, Artes Conde Duque catalogado A.V.,
  • FOTOGRAFÍAS EN BLANCO Y NEGRO: Papel, Grupo de fotografías en blanco y negro que muestran en detalle las grapas de unión ya existentes entre las piezas que componen los elementos decorativos de cubierta, así como las nuevas que se han colocado, Artes Conde Duque catalogado A.V.,
Descripción formal

Esta puerta se configura a modo de arco de triunfo pero con cinco huecos –tres de medio punto de mayor tamaño para carruajes, flanqueados por dos menores adintelados peatonales– en vez de los tres habituales. Asimismo, a pesar de su apariencia simétrica, y como es frecuente en las puertas de entrada a ciudades, presenta notables diferencias entre la fachada interior y la exterior, dirigida a Oriente, que se trató con mayor riqueza por ser la primera imagen que los viajeros procedentes del Reino de Aragón veían de la Villa y Corte.
De acuerdo con este criterio, ésta presenta un cuerpo bajo formado por un muro almohadillado dividido en cinco tramos mediante semicolumnas adosadas de estilo jónico sobre pedestales, con el fuste liso y los capiteles trazados sobre los que diseñara en 1538 Miguel Ángel Buonarroti para los palacios capitolinos de Roma. Los tramos de los extremos presentan vanos adintelados coronados por una línea de imposta que dibuja sendos recuadros superiores, centrados por bajorrelieves rectangulares de piedra caliza tallados con guirnaldas de frutas; los inmediatos a éstos se abren en arcos de medio punto que nacen a la altura de la imposta antedicha, con las claves decoradas por mascarones grotescos; al igual que el central, que, para realzar su importancia, sobresale y se flanquea por parejas de semicolumnas añadidas a las antedichas. Sobre este cuerpo bajo se desarrolla un entablamento corrido –con arquitrabe, friso liso y cornisa– sobre el que descansa un basamento del que se destacan con cuatro pedestales, alineados con las semicolumnas inferiores, que soportan otras tantas figuras de niños con emblemas representativos de las cuatro virtudes cardinales: Fortaleza, armado con escudo, casco, y lanza de hierro; Templanza, con un freno de caballo y un látigo metálico –de bronce o hierro– hoy desaparecido; Justicia, con las fasces y un brazo en alto, que sostenía una espada también desaparecida; y Prudencia, mirándose en un espejo que sostiene en la diestra, mientras sujeta una serpiente con la mano izquierda. Sobre el vano central, entre dos aletones con volutas, se eleva un cuerpo de ático que presenta una placa con la inscripción REGE CAROLO III / ANNO / MDCCLXXVIII en letras de bronce, sobre una guirnalda de hojas de roble, y flanqueada por parejas de lesenas estriadas que sostienen el frontón curvo partido –con un gran escudo real sostenido por un angelote y la imagen alada de la Fama, que ha perdido la mano derecha, en la que llevaba una trompeta metálica– que corona el conjunto.
La fachada interior es similar a la anterior, pero con leves diferencias: así, en los laterales se sustituyen las semicolumnas por pilastras, mientras que los recuadros presentan parejas de cornucopias en lugar de guirnaldas, los mascarones de las claves se convierten en cabezas de leones y los niños del ático en imponentes trofeos militares de estilo romano, con corazas, yelmos, banderas, tambores, fasces, hachas, flechas, turbantes, cañones y balas, y hasta un obelisco. Por su parte, el cuerpo central en lugar de parejas de semicolumnas presenta una combinación de retropilastras con semicolumnas superpuestas, sobre las que apoyan las lesenas del ático, que flanquean una lápida que repite la inscripción REGE CAROLO III / ANNO / MDCCLXXVIII en letras de bronce, coronada por un frontón recto –sobre el que reposa una nueva pareja de trofeos– circunscrito por otro curvo.
La construcción está ejecutada íntegramente en granito segoviano, reservándose la piedra caliza de Colmenar de Oreja para los elementos decorativos que exigen una talla más delicada: basas, capiteles, impostas, cartelas, lápidas, trofeos, escudos y figuras.

Dimensiones

19,50 x 43,00 x 12,00 m.

Materiales

Pétreo (granito y caliza blanca).

Propiedad

Municipal.

Ficha en formato PDF

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