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Reproducción de capitel egipcio

Elemento de ornamentación

Tras permanecer abandonado y en ruinas desde la Guerra Civil, el solar del desaparecido Cuartel de la Montaña pareció el lugar más a propósito para erigir el templo de Debod, ofrecido a España por el presidente egipcio Nasser en 1968 como muestra de agradecimiento por la colaboración prestada por un equipo de expertos y arqueólogos en la salvación de los tesoros arqueológicos afectados por la construcción de la presa de Assuan. Al ser trasladado a Madrid se buscó esta ubicación al permitir disponerlo en su orientación original -tan importante para el culto solar de los antiguos egipcios-, así como aprovechar sus potencialidades paisajísticas, decidiéndose acondicionar para este fin las 6’2 hectáreas de la abandonada Montaña del Príncipe Pío, construyéndose a su alrededor un jardín, diseñado por el arquitecto jefe del Departamento de Parques y Jardines Manuel Herrero Palacios, con una vegetación semitropical árida de palmitos, yucas y palmeras que recordase su entorno original, excavándose en su frente un bello estanque a modo de Nilo artificial que rodea una plataforma -levemente inclinada siguiendo la disposición original- para acoger las dos puertas que anteceden al templo.
El parque fue inaugurado por el alcalde Carlos Arias Navarro en diciembre de 1970, se colocó una lápida conmemorativa de ese acto en la glorieta situada a la izquierda del templo, en tanto que en la glorieta circular simétrica del lado derecho del jardín se instaló un capitel en posición centrada,perfecta reproducción de uno de los auténticos del templo.
Durante las tareas de limpieza y desecombro realizadas en el templo en 1906-07, se recuperaron tres capiteles y cuatro tambores pertenecientes a las columnas que formaban la fachada principal del templo, colapsada durante la segunda mitad del S XIX.
Estos objetos fueron entregados a España en 1970, junto con el resto de los sillares que conforman el templo y algunas otras piezas de ubicación problemática aunque pertenecientes al mismo edificio.
En 1971, acabada la primera fase de montaje del templo e inaugurados los jardines, se decidió reconstruir las partes perdidas del templo, con objeto de proteger los relieves del vestíbulo y en general todas las estancias internas, de las inclemencias climáticas propias de Madrid.
Para reconstruir la fachada principal, bien documentada por grabados y fotografías antiguas, se labraron, en arenisca de Villamayor, cuatro capiteles similares a los recuperados en 1906-7: dos terminados en forma de ramilletes de flores de papiro y otros dos sin esculpir. Estos capiteles debían utilizarse en la anastylosis de la fachada, mientras que los originales deberían quedar custodiados en el interior del templo. Finalmente, se decidió que uno de ellos, el mejor conservado, ocupara su lugar original en la fachada, en su extremo norte. La réplica sobrante fue colocada, como adorno, en el centro de la plazoleta situada al norte del templo.

Galería de imágenes

Descripción formal

Es un capitel de piedra arenisca, en forma de copa lotiforme, muy simplificado. La planta es circular, y arranca desde abajo con varios anillos superpuestos sobre los que se despliegan ocho canecillos como pétalos geometrizados que sostienen un borde labiado de cuatro lóbulos. Todo él está tallado en un bloque de piedra de Villamayor.

Dimensiones

1,00 x 1,00 x 1,00 m.

Materiales

Pétreo (arenisca).

Propiedad

Municipal.

Ficha en formato PDF

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