Paseo entre dos árboles

La obra, del escultor y pintor gallego Jorge Castillo, fue instalada en 1995 en el espolón de Estanque Sur, y no corresponde a los trabajos encargados con motivo del Simposium Internacional de Esculturas al Aire Libre organizado por el Ayuntamiento de Madrid en 1991 para la decoración del Parque Juan Carlos I. Está inspirada en los paseos realizado por el mismo autor en Ibiza y es fruto de un convenio firmado entre el Ayuntamiento, la Fundación Caja de Madrid y la Fundación Jorge Castillo.
Actualmente, es una de las piezas (concretamente la nº 17) que integra la llamada Senda de las Esculturas, un recorrido artístico-didáctico por todo el recinto donde el visitante percibe las vinculaciones entre el Arte y la Naturaleza, a través de una serie de creaciones de diferentes escultores que exhiben una gran variedad de propuestas estéticas.
Autores
CASTILLO CASALDERREY, Jorge (Escultor)
Parques
Parque Juan Carlos I (Espolón del Estanque Sur)
Fecha
1994
Escultura conceptual o abstracta
Configuración pedestal | Plataforma rectangular de hormigón (espolón del estanque). Material: Hormigón. Dimensiones: 2,50 x 15,00 x 30,00 m. |
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Entorno recinto propio | Prolongación del espolón en el estanque. |
Configuración | Maraña metálica con varios pájaros en su interior. |
- MORA PALAZÓN, Alfonso: Esculturas del Parque Juan Carlos I. Madrid: Artes Gráficas Municipales, 2003
- ESTEBAN PENELAS, José Luis y ESTERAS MARTÍN, Emilio y SILBER BRODSKY, Myriam: Parque Juan Carlos I. Jardín de las Tres Culturas. Madrid: Fundación Caja Madrid, 2001
Descripción formal
Esta macroescultura sorprende en un principio por su aparente estado caótico. En ella, observamos una maraña de hierros retorcidos, a semejanza de las ramas de unos árboles caídas en el camino, entre las que se sitúan decenas de siluetas de pájaros diversos. En un extremo, dos aves más grandes sintetizan el tema principal, el peligro acechante: un pájaro mira a otro que ha caído atrapado entre unas redes. Al parecer, esta escena está inspirada en un suceso contemplado por el propio autor durante un paseo por el campo. Con todo ello se pretende simbolizar el contraste entre la naturaleza viva y la muerta; y así, la presencia de innumerables aves en la zona invita a realizar un juego conceptual entre el cambiante entorno vivo y la inmortalidad de la obra, inerte pero siempre presente. La angulosidad de las formas y la orientación de los hierros en múltiples direcciones potencian su proyección en el espacio, así como una gran variedad de perspectivas visuales, mientras que el hecho de tratarse de una pieza aislada, que parece vagar por el agua, le confiere, además, un cierto misterio.
Dimensiones
9,00 x 15,00 x 30,00 m.
Materiales
Metálico, hierro y acero cortén.
Propiedad
Municipal