Restauración del Pabellón de Hexágonos (Fase I)
Durante la presente legislatura la Dirección General de Patrimonio Cultural ha impulsado, en coordinación con la Empresa Municipal Madrid Destino, la primera fase de intervención en el Pabellón de Hexágonos, obra maestra de la arquitectura contemporánea. El proyecto piloto o primera fase, que afecta a un tercio del inmueble, finalizó en 2021 y supuso una inversión de 1,3 millones de euros.
Ante la adscripción del inmueble al Área de Cultura, Turismo y Deporte se va a impulsar la segunda fase de intervención en el Pabellón de Hexágonos. Actualmente se está trabajando en la elaboración de los estudios previos a la redacción del proyecto. En 2023 se redactará dicho proyecto y se prevé comenzar las obras, que concluirán en 2024. La inversión prevista para esta segunda fase es de 3,8 millones de euros.
El Pabellón de Hexágonos que conocemos proviene de aquel que ganó un concurso de ideas en 1956 para la representación de España en la Exposición Universal de Bruselas de 1958, ganando el premio internacional y todo el reconocimiento profesional desde entonces. En Bruselas se montó con una configuración diferente a la de Madrid, sin embargo ambas fueron proyectadas por los arquitectos José Antonio Corrales y Ramón Vazquez Molezún.
En 1959 tras desmontar el Pabellón en Bruselas, éste se traslada íntegramente a Madrid, con un territorio diferente y una climatología distinta. Ambas cuestiones fueron atendidas con inteligencia y sutileza por los arquitectos quienes dejan el Pabellón de Bruselas en Madrid con una personalidad propia.
El Pabellón de los Hexágonos se configura mediante un elemento estructural, el hexágono que recoge el agua de lluvia, sustentado por un fuste, que facilita la evacuación del agua a una curiosa arqueta, que es a la vez cimentación y de ahí es conducida a la red de saneamiento. Esta estructura, que denominamos paraguas, su repetición y juego de alturas y niveles constituye un modelo perfecto de la arquitectura modular y un paradigma para la arquitectura moderna española. Es espacio y luz controlada con muy pocos materiales -acero, vidrio, aluminio, ladrillo y poco más-, dispuestos con maestría por Corrales y Molezún.
Tras ello, diez años después, el Pabellón es modificado sutilmente ampliándose y reconfigurando espacios por voluntad del Ministerio de Agricultura de entonces; sin embargo el Pabellón queda en total desuso a principios de los años setenta.
Durante los años ochenta y noventa es objeto de actuación por parte de las Escuelas Taller, quienes manipulan algunas zonas del Pabellón con un afán de ensayar modos constructivos, al margen de cualquier planteamiento de restauración del inmueble ni mucho menos de rehabilitación (dotación de uso).
Para abordar la recuperación del edificio, el Ayuntamiento de Madrid comenzó por organizar un grupo de trabajo en el que participan: la Dirección General de Arquitectura del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda urbana, el Instituto del Patrimonio Cultural de España del Ministerio de Cultura y Deporte, las Direccones Generales de Arquitectura y Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Poiltécnica de Madrid, la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Europea, y el Máster de Conservación y Restauración de la Universidad Politécnica de Madrid.
Junto con el equipo técnico, los arquitectos de Madrid Destino Justo Benito y María Yuste, el ingeniero y profesor Hugo Corres, el profesor Antonio Lopera, el profesor José de Coca, y la arquitecta del Área de Cultura, Turismo y Deporte, Carmen Rojas, quien coordina y dirige la actuación junto al equipo técnico de Madrid Destino.
Este grupo de trabajo refrenda las decisiones que se van tomando para restaurar el Pabellón. De él surgió la estrategia capaz de emplear el dinero público para abordar el trabajo- algo más de un millón de euros-, creándose el denominado Proyecto Piloto de Restauración, donde se ensayarían las soluciones constructivas y los procedimientos de ejecución que más adelante se llevarán a cabo en todo el Pabellón.
A nivel de criterios de intervención en este patrimonio contemporáneo se ha trabajado con las mismas hipótesis y referencias con las que se comienza a abordar la restauración del patrimonio histórico: con la realización de estudios previos, una hipótesis de partida en proyecto y escuchando al edificio en todo momento. Esto ha llevado a extremar la investigación documental y a optar decididamente por la recuperación del edificio implantado en Madrid por Corrales y Molezún en 1959, respetando el criterio de autoría y el de autenticidad.
La parte del Pabellón restaurado, un tercio aproximadamente y que ahora se puede visitar, aúna técnicas actuales y clásicas, conscientes de que se practica una restauración contemporánea y aunque se es fiel a la espacialidad del edificio y sus materiales, se procura mejorar las prestaciones de éstos utilizando para ello tecnología contemporánea.
Próximamente se van a realizar pequeñas obras para desmontar algunos elementos en riesgo de la zona no restaurada, y se va a adquirir un sencillo mobiliario que facilite la visita y un sistema de seguridad.
La Dirección General de Patrimonio Cultural, junto a lo anterior, ha facilitado la recuperación del acceso principal, con una pequeña obra de urbanización que de alguna manera facilita la llegada al edificio y la accesibilidad y el entendimiento de la obra realizada.