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Descripción del Edificio Original

Programa funcional

El edificio de las Serrerías Belgas se localiza en una parcela de forma irregular que se abre a dos calles, la de Alameda y Cenicero. Con una superficie de 1.861 m2, tiene construidos 3.513 m2 en tres plantas (1.367 en la baja, 1.242 en la primera y 904 en la segunda) destinados, originalmente, a la industria maderera, aunque hoy en desuso.
Se asienta la edificación en el terreno con una planta en U formada por dos cuerpos paralelos apoyados en ambas calles y un espacio central, el patio, inicialmente con un porche y hoy cubierto. Por un quiebro de la calle Alameda, la planta de la nave que se abre a esta vía gira ligeramente hasta el paso de carruajes, por lo que se forma un pequeño ábside poligonal.

Se podía acceder al conjunto por cinco puntos, hoy sólo tres y dos de ellos cerrados: desde la calle Alameda, por el acceso actual, con un portalón directamente al patio, y por el extremo norte de la nave, hoy tapiado; a la calle Cenicero se abrían otros dos pasos: uno enfrentado al anterior, que formaba una calle interior continua, que en principio Álvarez Naya la diseñó como el portalón de Alameda, con sus machones que reciben la doble hoja de cerrajería, pero en el mismo proyecto ya indica –a lápiz- la nueva solución más cercana a la construida, hoy cerrada, con un muro que oculta la portería y unos huecos decorativos superiores; y otro desaparecido, en el extremo contrario, que formaba una calle interior con dicho portalón de Alameda. El quinto acceso era la conexión del solar antiguo, el de la calle Atocha, con el actual, también incluido en el nuevo hotel.
El cuerpo de la calle Alameda, de tres plantas más un pequeño sótano, estaba destinado a taller de fabricación de molduras por procedimientos mecánicos e incluía en la planta baja, además, una tienda de ferretería con escaparate y almacén, el nombrado paso de carros –ambos tapiados- y una cochera para un automóvil –absorbida posteriormente en una sala mayor-. Se accedía a los talleres desde el chaflán sur y por una puerta cerca del porche; una escalera en L adosada a la entrada de la calle Alameda llevaba al sótano, con las cámaras estancas de virutas y serrín, y a la planta superior. La disposición de las máquinas y motores dentro del taller, algunas conservadas todavía, se conoce gracias al plano del ingeniero Manuel de Ortega [34].


La tienda y el cuarto del jefe de taller se unificaron posteriormente en un almacén con paso desde el porche cubierto, así como la cochera, el almacén de la tienda y el paso de coches, que forman otro gran ámbito en este nivel inferior.
Una escalera de un solo tramo y exterior, situada en el porche cubierto, ya en el patio y seguramente no construida, permitía también el acceso a la primera planta, que ocupaba toda la superficie de la baja, incluso el paso de carruajes. Se destinaba, asimismo, para taller y se abría al nivel inferior mediante dos huecos en el forjado separados por una pasarela –se han construido dichos huecos hacia el sur, frente al proyecto, que están centrados en planta-. Tenía, además, un cuarto para los modelos, el ropero, los aseos y la terraza abierta sobre el porche, posteriormente cerrada, que permitía la conexión de este nivel con el resto del edificio. Se recoge en la primera planta la forma de la cubierta a dos aguas, por lo que se consigue una altura considerable en la cumbrera –6,20 m-. En la actualidad, el almacén, sala de modelos y los aseos se han integrado en una sala mayor que ocupa dos de las seis módulos estructurales del espacio primitivo.
En un nivel más alto, pero sólo ocupando la parte septentrional, se desarrollaba la planta segunda, donde se localizaban las salas para los dibujantes y los tallistas a mano, el cuarto para el barro y otro ropero y aseos, hoy incluidos en un amplio espacio, y un pequeño cuarto a fachada. La escalera, adosada al alzado oriental, se quebraba y se introducía en el cuerpo del edificio. Al cubrirse el porche para carros, esta planta se amplió hacia el este y se aprovechó la nueva escalera del pabellón de Cenicero.
En esta nave de la calle Cenicero, paralela a la anterior, se organizó originalmente una planta rectangular con los dos accesos al patio sin cubrir, cerrado el meridional posteriormente. En la planta baja, prácticamente diáfana, se suceden tres crujías separadas por pilares de hormigón. En la parte norte, en contacto con el paso de carruajes, se introducen unos aseos y tres habitaciones que no estaban en proyecto -una de ellas toma parte de la superficie del porche-. Las plantas primera y segunda, ésta destinada a sala de exposiciones de productos labrados y maquinaria para labrar, tenían la misma distribución abierta que la inferior.
Posteriormente, se construyó una entreplanta en la parte septentrional, entre el nivel bajo y el primero, servida por una escalera simétrica a la proyectada y en el mismo porche de carros, la cual no aparecía en proyecto; sustituye a la anterior en la nave de talleres y alcanza la primera planta. En esta entreplanta se disponen cuatro salas, a las que se llega por una pasarela desde el descansillo de la escalera. Desde la primera planta, totalmente diáfana, se puede acceder por una escalera interior, pero cercana a la principal, que además es la que sirve para el resto del edificio al eliminar la escalera de la nave de la calle Alameda. Las plantas superiores, igualmente diáfanas, se abren completamente al patio interior, con sólo una escueta barandilla tubular de hierro recibida en los pilares exteriores. La planta superior muestra en su interior la cubierta a dos aguas, alcanzando una luz en el punto central de 6 m.
En el espacio entre las dos naves paralelas, el patio original, se cubrió el porche abierto para carros con un nivel más, de tal forma que se podía utilizar la primera terraza y el forjado como unión de los dos sectores, organizándose en planta una U, que además se iluminaba por el patio trasero creado por el paso o calle medianera entre Alameda y Cenicero.
El patio o paso central entre las dos naves principales se cubrió posteriormente, en fecha ingnorada, tal y como se ha referido, con una cubierta metálica formada por una cercha y faldones de teja árabe sobre entarimado, de la cual sólo resta la estructura.

Análisis constructivo y estructural

El edificio de las Serrerías Belgas presenta dos rasgos distintivos en su construcción: por un lado, la utilización completamente moderna del hormigón armado estructural, y, por otro, la elección de un cerramiento externo más tradicional, aunque el arquitecto aprovecha las posibilidades de la estructura independiente para abrir grandes huecos o, donde no es necesario por falta de representatividad, como el patio interior, no introducir el cerramiento y dejar la estructura prácticamente vista.


Así, los alzados se organizan mediante un cerramiento de fábrica de ladrillo de un pie con machones de obra revocados imitando sillería a modo de órdenes gigantes, que encierran pares de huecos correspondientes a la modulación estructural de la planta: en la calle Alameda aparecen siete grupos divididos, a su vez, en tres sectores: uno con tres grupos iguales para la zona de tres plantas, con la ferretería, su escaparate y el paso de carros; otro con tres también iguales, pero más anchos que los anteriores, y uno menor, en el quiebro, con sólo un grupo de ventanas.
Los pilastrones que separan los huecos se ritman en sus dimensiones paramarcar los grupos y sectores nacen sobre un zócalo continuo y se rematan, como capiteles, con un ensanchamiento. Una cornisa y antepecho con el rótulo de la empresa –"Maderas del País y Extranjeras. Fábricas en Villalba y Rascafría. Almacenes y Talleres mecánicos. Atocha 153 y 155"- coronan las dos primeras plantas y sobre ellas surge, de menor tamaño, la planta segunda, a modo de ático o torreón, con otra pieza similar esgrafiada con el rótulo "Sociedad Belga de Pinares del Paular". Los machones que separan los grupos se concluyen con pequeños pináculos y estandartes o palmetas. El antepecho oculta la cubierta a dos aguas de teja árabe.
Las carpinterías de los huecos se realizaron de madera con dos tipos básicos, aparte de los frentes de la ferretería, con la puerta y el escaparate –hoy desaparecidos-, que serían: el primero, para los talleres, que está compuesto de cuatro hojas con cuarterones, dos mayores inferiores abatibles y otras dos de menor tamaño basculantes, a modo de ventilación-, y, el segundo, para la segunda planta, más pequeño con sólo las dos hojas inferiores. En la planta baja se introdujeron unas rejas de protección de hierro de sencillo dibujo. En las dos fachadas al patio se repite este esquema: pilastrones de revoco que separan siete agrupaciones pares de huecos, a su vez subdivididos en otros tres sectores (con tres, tres y un par de huecos, éste último equivale al pequeño quiebro de la calle Alameda). Al cubrirse el porche para carros se perdió la continuidad de este alzado. Los huecos también eran similares en esta fachada interior, pero las rejas de la planta baja se sustituyeron por lamas de madera fijas, todavía conservadas en parte.
En la pequeña fachada en ángulo abierta al paso de carros se proyectaron cinco huecos desiguales, con estructura similar pero sin el orden ni decoración de los anteriores –sólo los festoneados y el revoco imitando sillería-, con los huecos bajos tapiados y cornisa continua, pero el antepecho se interrumpe en la segunda ventana desde la calle Alameda para aparecer de nuevo tras el chaflán; en este pequeño tramo la cubierta no vuela ni forma alero. En el chaflán se introduce la puerta principal del taller, con cuatro hojas y rótulo con la palabra "Talleres". Los huecos son iguales a los del tipo básico, con hojas abatibles de vidrio cuarteadas debajo y basculantes las superiores.


En el hastial que se forma en la segunda planta sobre la cubierta de la primera se plantearon en proyecto, para iluminar las salas de tallistas y dibujantes, seis huecos dispuestos según las dos vertientes del muro triangular, pero en obra se sustituyeron por una ventana termal con el habitual escalonamiento adaptado a las pendientes de los faldones de cubierta.
Los alzados de la nave de Cenicero se proyectaron con la misma ordenación que los existentes a la calle Alameda, pero con un carácter más cerrado, pues no tenía acceso al público y presentaba una planta más. Se organizaron con seis grupos de dos pares de ventanas separadas por pilastras revocadas de idéntica formalización que las de mayor tamaño, mientras que las menores, que separan los pares de huecos, nacen en la primera planta en vez de en la baja, como sucede en el pabellón de Alameda, pues este nivel no tiene aberturas y está tratado con un revoco imitando sillería. Los dos grupos septentrionales, al lado del paso de carros, se dejan también ciegos para albergar unos carteles publicitarios de la Compañía.
Este mismo tratamiento se da en el tramo ampliado de esta nave hacia el sur, cerrando el paso planteado en proyecto: el alzado es mimético y forma simetría con los paños ciegos septentrionales [35]. La cornisa que corona el conjunto, también con sus pináculos y palmetas, contiene una inscripción publicitaria que repite la de la cornisa-imposta de la calle de Alameda, así como la puerta en el paso lateral, sobre una serliana, con la leyenda: "Entrada. Atocha 153-155". Los huecos, asimismo, tienen exacta definición a los anteriores.
El alzado al patio de la nave de Cenicero, dada su escueta formalización, es de gran sencillez; frente al del cuerpo simétrico, no se realizan los huecos con su orden menor y sus impostas y antepechos, sino que se resuelve de forma sencilla, con los machones del orden gigante con el revoco imitando piedra de sillería, los forjados y ligeros arcos en los dinteles con la única decoración de las pequeñas palmetas en el eje de la pilastra. Sólo los huecos extremos, los meridionales, se componen como los del resto del edificio, con sus ventanas dobles y, además, contraventanas.
Los alzados del porche a los patios de acceso y al posterior son todavía más sencillos, pues sólo muestran la desnudez de la estructura, sin ninguna formalización, con los piñones escalonados y muros de ladrillo revocados. Al realizar el recrecido del porche en la segunda planta se introducen en el cerramiento occidental, sobre el pabellón de Alameda, unos lunetos de formas semicirculares, repetidos en la viga que recibe la cubierta del patio central.
El arquitecto planteó un sistema estructural de hormigón armado para conseguir la máxima diafanidad espacial que requería una industria de este tipo, así como mejorar la incombustibilidad de la edificación, dado el uso de explotación maderera.
Consiste en un entramado de pilares sin muros de carga y cerramiento exterior de un pie de espesor de fábrica de ladrillo macizo con revoco que imita sillería de piedra. Las vigas se acartelan para sostener un forjado de losa de hormigón armado con una resistencia de cargas de 2.000 kg/m2. Se refuerzan con otra viguetería perpendicular que incluye otra pieza horizontal más por tramo. En el pabellón de Alameda se forma una gran crujía con tres tramos iguales, separados por dos hileras de pilares sobre zapatas reforzadas en la base; en los tres primeros tramos se eliminan dichos pilares centrales, aprovechando el menor peso soportado por la desaparición del forjado en la apertura de los dos grandes huecos con pasarela central –sobre la viga que cruza el espacio-. En la primera planta se repite el esquema y la cubierta se traza con unas vigas inclinadas también de hormigón armado que se dejan vistas e incluyen el bajo cubierta en el espacio.
Sobre estas vigas, asimismo acarteladas, se colocan las correas también de hormigón armado y las losas del mismo material de la cubierta, que soportan los rastreles y la teja plana, con las limas realizadas con teja árabe. En el caso de tener pilares centrales, como en el extremo norte de la nave, se mantienen las vigas inclinadas y se introduce una viga horizontal que une los cuatro pilares y otra superior para los dos centrales. En la parte sur, con el ábside poligonal, se forman cuatro paños triangulares inclinados para organizar la cubierta, con su viguería correspondiente.
Este sencillo entramado se repite en la nave de Cenicero, con vigas acarteladas y cubierta inclinada con idéntico sistema. La malla tiene tres crujías iguales y siete tramos –más anchos los tres centrales, como en la nave de Alameda-, con tres niveles –excepto en la ampliación de la parte meridional y las entreplantas citadas, con cuatro-. La escalera que une los diferentes pisos se realiza también de hormigón armado, con acabados de cemento, azulejo en la contrahuella y perfil metálico en la cantonera, muy similar a la interna del taller.
La estructura del porche, de hormigón armado, tiene análogas características, con tres tramos y otras tantas crujías, pero de anchos diferentes: al ser necesario el paso de los carruajes por el tramo central, éste se diseña de mayores dimensiones que las laterales; muy estrechos, de tal forma que el forjado volaba en el lado de Cenicero, con su zuncho perimetral; al construirse esta nave se independizaron las estructuras y se dobló esta viga.
El patio entre las dos naves se cubrió con una sencilla cercha metálica del tipo americano apoyada sobre los muros que conforman las fachadas correspondientes de los dos pabellones paralelos, que se encuentran a diferente altura; por ello, sobre los machones estructurales del pabellón de Alameda, el más bajo, se colocan unos pilares metálicos compuestos que sostienen los cuchillos y los faldones de teja árabe sobre entarimado. En la parte del porche para carros se añade sobre el ángulo de la cubierta una curiosa viga de hormigón con seis arcos que recibe las correas metálicas. Los pavimentos son, en general, de cemento prensado a rodillo, hoy bastante deteriorado. Las barandillas se realizan de piezas tubulares de hierro con elementos pasantes, en cruz y en T, con un diseño muy sencillo, consistente en varios montantes que sostienen sólo dos piezas horizontales, recibidas en sus extremos en los pilastrones estructurales.
En el interior aparecen huecos de separación entre distintos sectores, como en el pabellón de la calle Cenicero, entre la entreplanta y el resto de la nave, con carpintería de hormigón fija, con alguna ventana batiente. En la nave de Alameda se segregó un pequeño espacio en el taller con función de control de paso al mismo, realizado con paños de carpintería de madera y vidrio, que todavía se conserva en buen estado.

Notas:

34 Ver AVM. 25-464-9. EXPEDIENTE a instancias de la Sociedad Belga de los Pinares del Paular solicitando licencia para instalar un electromotor de 25H.P. en la calle de Atocha nº 153 y 155. Fecha: 1927. Incluye memoria descriptiva y plano del emplazamiento de la maquina.
35 Los textos rezan, en los frisos cercanos a la calle Atocha, "Talleres y pinares propios. Maderas de país y exóticas" y "Maderas Atocha 153 y 155. Frisos, entarimados, envases y duelas" y en el más alejado "Talleres y pinares propios. Fábricas en Rascafría y Villalba" y "Maderas de todas clases. Carpinterías y molduras. Tlfno: 1459 M"

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