Patrimonio cultural y paisaje urbano

Este edificio de oficinas y viviendas es el resultado de un concurso de arquitectura convocado por la compañía italiana de seguros La Adriática, al que se presentaron seis proyectos, resultando elegido en febrero de 1926 el de Luis Sainz de los Terreros Gómez que ya había levantado en el nº 24 el edificio del Círculo de la Unión Mercantil e Industrial, tras ganar un certamen similar .

El solar de esquina elegido que por su privilegiada situación convertiría al edificio que lo ocupase en uno de los símbolos indiscutibles de la nueva Gran Vía sumaba una superficie de 624'74 m2 y era aproximadamente cuadradado, pero la planta se complicó al disponer tres viviendas en cada uno los pisos superiores, lo que exigió crear dos escaleras de servicio además de la principal, iluminadas por sendos patios abiertos en la diagonal: dos cuadrados de luces en los extremos, y uno mayor en el centro, de planta triangular.

Según los documentos conservados en el Archivo de Villa, el programa destinaba los dos sótanos diáfanos a instalaciones y almacenes, y la planta baja con su correspondiente entreplanta a locales comerciales; abriéndose hacia la avenida el portal de acceso, que desemboca en un núcleo de comunicaciones compuesto por una escalera principal de tres tramos con dos ascensores en su hueco dispuesta en diagonal ocupando parcialmente el patio principal , a la que se adosa otra de servicio de planta triangular con su correspondiente montacargas, iluminada por el patio de luces delantero; ubicándose la restante, que se alcanza a través del patio central, junto al patio abierto en el encuentro de las medianerías, con la vivienda del portero entre ambos.
El piso principal estaba ocupado por las oficinas de la compañía promotora, con una sala de juntas oval dispuesta en la rotonda de esquina, flanqueada por los despachos del subdirector y del director, al que seguían hacia la Gran Vía el del secretario general, la secretaría y una sala de visitas médicas, mientras que el segundo se prolongaba hacia Callao con la oficina del ramo de vida y el despacho del matemático; distribuyéndose en torno al patio principal el vestíbulo de entrada con la caja y la cabina de ordenanzas y teléfonos , un ropero, y las oficinas de contabilidad, expediciones, transporte y el despacho de inspectores, además de una escalera privada de acceso al piso superior y un aseo; al que se sumaban otros dos flanqueando la segunda escalera de servicio, rodeada por una galería volada sobre el patio para poder cerrar el pasillo anular que daba acceso a las distintas estancias. El piso primero se repartía entre un gran despacho independiente en la rotonda de esquina con antedespacho, y sus propios vestíbulo y aseo , la vivienda del director hacia la plaza del Callao con el salón, una "salita", el comedor y un dormitorio exteriores, y el vestíbulo, el despacho, el baño, dos dormitorios, un aseo y la cocina, interiores , y las restantes oficinas de la compañía, con los despachos del apoderado y del ramo de incendios dando a la Gran Vía, y el archivo, cuartos de limpieza, ordenanzas, teléfonos, aseos y una "salita de reserva" además del desembarco de la escalera privada antedicha , en torno al patio central. Los cinco pisos siguientes se dividían cada uno en tres viviendas de alquiler: una de esquina con la sala, un despacho, el comedor y dos dormitorios exteriores, y el baño, el aseo y la cocina en torno al primer patio de luces , y dos laterales adosadas a las medianeras, que sólo tenían exteriores las habitaciones de aparato comedor, salón y despacho , con tres alcobas, el baño y el aseo en torno al patio central, y la cocina dando al del fondo. Por último, el sotabanco superior se repartía entre una pequeña vivienda con "cuarto", sala y cocina , el lavadero común, los trasteros individuales de los pisos inferiores, y una escalera independiente de salida a la azotea superior; destinándose a archivo el tambor que soporta el templete del ángulo.

En cuanto al alzado, de un carácter vagamente neobarroco, resulta tan correcto y elegante como impersonal; con el habitual zócalo de triple altura, con los escaparates de los comercios separados por una sucesión de semicolumnas toscanas, sobre las que se alinean grandes ménsulas que salvan la altura del entresuelo para soportar el balcón corrido del que arranca el cuerpo principal. Éste recoge cuatro pisos de altura, y presenta en el centro de ambas fachadas sendos miradores que resaltan sobre paramentos perforados por ventanas enlazadas por los guardapolvos con frontones triangulares las del principal para distinguir la sede de la entidad promotora , y se remata por un piso de coronación delimitado entre una imposta y una cornisa corridas, sobre el que descansa un último cuerpo de ático de dos plantas, ritmado por una columnata corintia repartida entre los vanos, que sostiene la definitiva cornisa de coronación; sobre la que sólo asoma el templete circular antedicho, concebido como un tholos abierto de orden toscano, coronado por un peto abalaustrado tras el que asoma un pequeño tambor, circundado de volutas a modo de contrafuertes y rematado por una cúpula levemente apuntada.

El proyecto definitivo fue firmado por Sainz de los Terreros el 19 de abril de 1926, simultáneamente con la solicitud de la licencia de obras, que se otorgó con inusitada celeridad el 27 de mayo; terminándose los trabajos en los que el arquitecto contó con la asistencia de Ugo Solimani, ingeniero de la compañía el 1 de julio de 1928, al tiempo que se pedía el permiso de alquiler, que se retrasó hasta el 6 de junio del siguiente año, aunque la compañía ya había inaugurado su sede en la primera quincena de octubre de 1928.

El edificio ejecutado presenta con el previsto escasas variaciones, que se limitan a la sustitución de los frontones triangulares sobre las ventanas del principal por otros avolutados integrados en los antepechos de los vanos superiores, que sólo se independizan como frontones curvos partidos en los huecos correspondientes al torreón de esquina y a los miradores centrales de ambas fachadas; destacándose el situado sobre el portal mediante dos esculturas alegóricas de la Prudencia y el Ahorro labradas en mármol de Carrara, que complementan al León de San Marcos de bronce símbolo de la compañía que ocupa el vano del entresuelo sobre la entrada. Asimismo se añadieron otras dos figuras representando al Día y la Noche, recostadas contra el reloj al pie del templete superior, que se iluminaba como un faro para complementar las farolas que rodean el piso principal; debiendo señalarse la magnífica calidad material del basamento ejecutado en granito pulido gallego "Hércules", que se utilizaba por vez primera en la capital.

En sus bajos abrió la Farmacia y Perfumería Hamburguesa, y la popular Zapatería Segarra, que fue reformada en 1952 por el arquitecto Martín José Marcide Odriozola; mientras que en los pisos altos encontraron acomodo empresas como la promotora Iberia Inmobiliaria o la distribuidora cinematográfica Atlantic Film; pudiendo citarse como anécdota que en el piso tercero residió la cupletista Celia Gámez.

En 1965 el arquitecto Julián Peña Peña reconstruyó por completo el torreón respetando su diseño original; siendo éste uno de los pocos edificios de la Gran Vía que conservan íntegramente su decoración, aunque en la reciente rehabilitación se ha aplicado una desacertada pintura que distorsiona la jerarquía de sus distintos elementos.