El edificio Pompeya es obra del arquitecto Juan Pan da Torre estando suscrito el proyecto de noviembre de 1947 y construido entre los años 1947-1949. Este primer proyecto era de viviendas y locales comerciales con amplios escaparates y entradas generosas en fachada que conducían mediante escaleras independientes a los locales divididos en entreplantas y sótanos.
Su estilo es el ecléctico propio de la época, con una triunfalista portada neobarroca, al estilo de la implantada en el edificio Telefónica. Esta gran portada, ocupa las tres plantas de arranque del edificio, se adorna con pilastras en planta primera, recercando los huecos que contiene con detalles clásicos que remata en unos escultóricos atlantes en el hueco central de planta cuarta obra del escultor Antonio Cruz Collado.
La composición general de la fachada es horizontal con un cuerpo bajo de dos plantas resuelto en sillares de granito, y sobre éste seis plantas en ladrillo visto con huecos recercados en piedra y cadena de sillares en los límites de las medianeras. El conjunto se remata con dos plantas superiores sobre un balcón corrido en voladizo con balaustrada metálica sustentada sobre jabalcones decorados en granito. Estas plantas superiores se decoran con mayor riqueza de materiales enmarcándose con pilastras y dinteles de gran tamaño. El conjunto es una fachada muy al gusto de la época, armónica y bien compuesta.
Al edificio se asoció desde el proyecto la construcción de un cine muy singular en su decoración y del que proviene su denominación.
Cabe mencionar en estos edificios pertenecientes a la misma manzana, la circunstancia de la génesis de la misma, vinculada a la demolición del mercado de Los Mostenses, pieza singular de la arquitectura del hierro madrileña cuya posición urbana estorbaba las expectativas de la nueva Gran Vía; por ello la construcción de estos edificios se demoró en tanto no fue demolido aquel interesante edificio. Esta circunstancia no obstante permitió la regularización de esta manzana, la única formalmente rectangular y completa de las edificadas en el nuevo trazado lo que conllevó que los cuatro edificios que contiene tengan doble fachada a Gran Vía y a la nueva calle Ricardo León entonces trazada. Estas fachadas tienen semejante calidad compositiva que las principales, no en vano conformaban la fachada del nuevo tramo de calle. En este caso la composición era un gran paño de ventanas enmarcadas sobre paramento liso de ladrillo visto, basamento de dos plantas en granito con detalles decorativos entre las verticales de los huecos de ambas plantas y remate superior sobre cuerpo volado con el mismo carácter que en la fachada principal aunque más ligero de decoración.
De este edificio en concreto, el mayor interés estaba en la sala de cine, dispuesta en la crujía transversal del edificio, bajo el patio central de luces y cuyo acceso se realizaba en el eje ortogonal a los pies de la sala y desde la fachada principal. La sala se terminó en 1949, cuando ya el edificio estaba finalizado, debido quizás a la complejidad de su riquísima y cuidada decoración. La sala tenía una capacidad para 481 butacas repartidas en 359 en patio y 122 en anfiteatro. El sótano del cine estaba ocupado por una sala de fiestas.
En 1952 se ejecuta proyecto del arquitecto Adolfo López-Durán para la joyería Sotolargo, instalada en esta finca hasta fecha reciente.
De 1997 a 1999 se redactó y tramitó un proyecto de reestructuración a cargo del arquitecto Alfonso Pérez Guerra, que sin pretender eludir la importancia decorativa y formal de la sala, hubo de adaptarla a las necesidades requeridas en aquel momento: sala de actuaciones y convenciones de menor capacidad y con posible vinculación al hotel. El autor del proyecto basa su actuación en el cumplimiento de Normativa contra incendios, nueva iluminación de todas las zonas, ensanchamiento de la entrada de la sala lo que le obligó a suprimir la escalera a sótano etc.
Estos requerimientos y la introducción de instalaciones en el interior de la sala produjeron además de la pérdida del volumen y concepción originales, la desaparición de la mayor parte de la decoración y mobiliario originales, pretendidamente reproducida sobre los nuevos paneles que ocultan las instalaciones. El resultado sería aceptable si se desconocieran los antecedentes de aquella primera espléndida sala. Esta obra de reestructuración queda aún desmerecida por la cartelería y decoración actual que con la exclusiva intención del reclamo publicitario oculta los escasos elementos arquitectónicos originales no afectados por la actuación.
El uso principal del edificio es el hotelero habiendo sufrido una importante reforma en 2002 obra del arquitecto Antonio Moneo.