Este es el segundo gran almacén que se abrió en la Gran Vía tras los Almacenes Rodríguez, a los que superaba por mucho en monumentalidad , siendo el primero en la capital que reproducía el esquema por departamentos habitual en el país vecino, pues no en vano eran promovidos por la Sociedad Madrid París, con capital de origen galo. Consecuentemente, el proyecto original fue dibujado en Francia por el arquitecto G. Braive de la Societé d'Etudes et de Constructions, siendo readaptado en Madrid por Teodoro de Anasagasti Algán, encargado de dirigir los trabajos.
Para poder construirlo con la holgura deseada, además del solar expropiado para la apertura de la nueva avenida, la sociedad promotora adquirió las cinco casas que restaban en pie de la manzana, que ocupaba en total 3.809'46 m2, pero conservando de modo inexplicable la que hacía esquina en la calle Desengaño con Mesonero Romanos, que quedó integrada en la distribución interior. Ésta se realizaba en torno a un gran patio de luces octogonal, que se extendía desde la planta baja hasta la cuarta y se cubría con una cúpula esquifada de hormigón armado y 30 m de diámetro, coronada por una linterna igualmente octogonal, aunque el área de venta ocupaba sólo las tres primeras plantas, el bajo y parte del sótano, dedicándose el resto a instalaciones y almacenes de mercancías.
La entrada de público se efectuaba por dos grandes puertas situadas en los chaflanes de la Gran Vía y otra central de menor tamaño, protegidas por unos soportales que resultaron contraproducentes, pues el clima madrileño los hacía innecesarios, y sólo sirvieron para alejar los escaparates de los posibles compradores que transitaban por la ancha acera circundante. Una vez dentro, el acceso al sótano se efectuaba por una escalera imperial inversa, enfrentada a otra de planta ondulada que subía hasta el entresuelo; accediéndose a las plantas restantes mediante dos núcleos de escaleras con sus correspondientes ascensores situadas al fondo del local, y otros cuatro elevadores exentos. Por encima de esta construcción se elevaban todavía dos plantas más destinadas a oficinas, que tenían acceso por dos núcleos de comunicaciones independientes con acceso por las calles adyacentes, y que se extendían por las fachadas frontal y laterales formando una doble crujía en "U" que rodeaba la cúpula antes descrita.
Esta especialización de usos se manifestaba al exterior en la superposición de varios cuerpos muy diferenciados: el soportal citado, formado por una sucesión de pilares muy sencillos pero revestidos de mármol que soportaban un entablamento corrido; el cuerpo principal dedicado a almacén, ritmado por un apilastrado de orden toscano y cuatro plantas de altura, que rodeaba el edificio enmarcando grandes vanos acristalados; y el cuerpo de oficinas, concebido como un paramento liso perforado por innumerables ventanas rectas en el piso inferior y arqueadas en el superior terminado en una sencilla cornisa coronada por un antepecho abalaustrado.
Las piezas más singulares correspondían a los chaflanes, delimitados por pilastras muy resaltadas y rematados por altas peinetas con el anagrama de la compañía una M y una P entrelazadas en un tondo rodeado por dos cornucopias, símbolos de la abundancia , tras las que asomaban sendos templetes circulares de orden toscano, cubiertos por cúpulas escalonadas terminadas en altos pináculos, que contenían dos depósitos de agua con que hacer frente a un posible incendio.
Las obras comenzaron en diciembre de 1920, al tiempo que se solicitaba la correspondiente licencia, que se retrasó por las incoherencias contenidas en los planos procedentes de París respecto a la nueva alineación de la calle Desengaño, enredándose aún más el procedimiento por la valoración de los terrenos expropiados y el retranqueo establecido voluntariamente por el propio almacén para facilitar la carga y descarga de mercancías.
Por lo demás, hay que destacar el extenso empleo de la todavía novedosa tecnología del hormigón armado, que se ejecutó bajo la vigilancia del ingeniero Maximiliano Jacobson; siendo la mayor parte de los equipos e incluso del mobiliario suministrada por empresas francesas.
Debido a los numerosos imponderables sufridos incluyendo varias huelgas obreras la apertura tuvo que retrasarse seis meses sobre la fecha inicialmente prevista, realizándose el 4 de enero de 1924 con la asistencia de los reyes Victoria Eugenia y Alfonso XIII, quien volvió al edificio el siguiente año para inaugurar el 17 de junio la estación emisora de Unión Radio, que había instalado sus antenas en la terraza hacia la calle Desengaño y sus oficinas en los pisos superiores.
Por desgracia, desde un punto de vista económico los resultados no respondieron a las expectativas creadas, pues las mercancías ofertadas procedentes en su mayor parte del país vecino no se ajustaban a las necesidades del público español. Además, pronto se vio la necesidad de realizar algunas reformas, como el cierre de la escalera del sótano, que se sustituyó por otras dos laterales siguiendo un proyecto firmado por Anasagasti en junio de 1925. Y ni siquiera las aperturas de la nueva sección de alimentación y de un gran salón de té capaz para 600 personas pudieron paliar los efectos de la Gran Depresión de 1929, que provocó su quiebra y prematuro cierre en 1934.
Como consecuencia, ese último año se planteó el cierre de los soportales de la planta baja según diseño firmado por Anasagasti, ocupándolos con escaparates para poder dividir el piso bajo y alquilar los locales; entre los que figurarían poco después los Almacenes Populares SEPU siglas de la Sociedad Española de Precios Únicos , o la "agencia española de turismo" CARCO, perteneciente a Ybarra y Compañía, realizada según un elegante diseño racionalista del arquitecto Luis Blanco Soler.
Simultáneamente se aprovechó el vacío del patio central para reconvertido en el cine Madrid París, con 500 localidades, siguiendo un proyecto del arquitecto francés Charles Siclis, que repitió aquí las soluciones formales que había utilizado cuatro años antes en el teatro Le Chezy de Neuilly, como el extraordinario techo perforado por una retícula de círculos luminosos del vestíbulo donde destacaba una espectacular fuente del más puro art decò , o la desnuda sala de exhibición cuya decoración se confíaba exclusivamente al efecto de la luz indirecta, que en Madrid se proyectaba sobre paredes y techos desde una ancha banda volada que recorría todo el perímetro; limitándose Anasagasti a resolver los distintos aspectos técnicos ligados a la ejecución de los trabajos.
La nueva sala se inauguró el 25 de abril de 1935 todavía con el nombre de Madrid París, que tras la Guerra Civil fue sustituido por el de Imperial; sufriendo en 1961 una nueva reforma según proyecto del arquitecto Mariano García Benito, que queriendo modernizarlo le dotó de un curioso estilo "retro" anclado en los años treinta, menos avanzado que el original; aunque esta imagen tampoco se ha conservado, pues fue completamente destruido a principios del siglo XXI para reconvertirlo en la tienda de moda Sfera.
Por otro lado, también el edificio fue modificado en 1956 siguiendo un proyecto del arquitecto Fernando Cánovas del Castillo para recrecerlo en tres plantas, lo que exigió eliminar las peinetas que remataban los chaflanes y los singulares templetes que albergaban los depósitos de agua. Además se picaron los capiteles que remataban el apilastrado del cuerpo inferior al tiempo que se creaba otro menor con ritmo ternario para ordenar los pisos superiores, que se remataron con un ático dividido por grandes ménsulas a modo de colosal entablamento, sobre el que se levantó un último piso retranqueado, que en el centro se adelanta para conformar un pabellón, rematado con una cúpula coronada por la escultura característica de la compañía aseguradora La Unión y el Fénix, nueva propietaria del edificio