Este edificio, es el último de los construidos en la Gran Vía. Fue encargado al arquitecto Enrique Colás Hontán para la empresa propietaria, promotora y constructora del mismo, Construcciones Aurora S.A. El proyecto definitivo para hotel data de 1954 aunque hay referencia de uno anterior de 1951 para edificio de nueva planta comercial con el que debieron comenzar las obras.
Se encuentra en la manzana, última de las construidas, que ocupó el Mercado de los Mostenses, edificio señero de nuestra arquitectura del hierro, construido en 1875 y derribado en 1927, para dejar paso al trazado de la nueva Gran Vía.
El destino inicial fue el de hotel para 162 apartamentos, pero razones económicas y de oportunidad, decidieron a la propiedad a cambiar el programa por el uso comercial y de oficinas, en la época se instauró la imprescindible vinculación de los negocios a una sede para los mismos, lo que se refleja en el comentario: "en este gran Madrid el que no tiene una cartera, una oficina y un teléfono se considera deshonrado…".
El proyecto pues, recogió este programa requerido, distribuido en dos plantas de sótano para exposiciones comerciales y once superiores de las que la baja y primera eran diáfanas. Estas dos primeras plantas, solo interrumpidas por una escalera central noble de traza imperial y dos núcleos de acceso laterales con ascensor, tenían también uso comercial. Las plantas superiores se distribuían en locales de oficina en número de cuatro por planta, dos recayendo a Gran Vía y dos a la calle Ricardo León. Todos ellos dotados de servicio higiénico y con ventilación y luces, además de a las fachadas urbanas, a un patio central interior que se abría a partir de la planta segunda.
La fachada original proyectada, de gran sencillez de huecos, estaba sin embargo profusamente adornada con detalles decorativos unificando con su acabado dos grupos de huecos verticales en los bordes de la fachada, uno en plantas segunda y tercera y otro en las séptima, octava y novena. Se adornaba el conjunto con un remate central sobre cornisa que debería contener un letrero no definido en el proyecto, además de un motivo en el plano de fachada con una "A" bajo un dintel curvo decorativo, letra inicial de la empresa promotora; sendos ramajes y una filacteria central remataban la propuesta que debía ejecutarse con un esgrafiado segoviano sobre los paramentos lisos. Por fortuna no se ejecutó tal propuesta que fue sustituida por una sencilla fachada de paramento liso en revoco imitando piedra caliza con despiece de sillares para el cuerpo volado central y ladrillo visto en franjas verticales en los límites medianeros de la fachada y en el ático, que se mantiene en el plano de fachada.
El resultado es una fachada muy desapercibida con unos balcones volados de formas caprichosas en los huecos laterales de algunas plantas.
La fachada posterior a la calle Ricardo León, sigue un criterio similar: cuerpo volado central y dos franjas verticales laterales con balcones sencillos en plantas segunda y octava y el resto de los huecos simples ventanas recercadas con piedra artificial sobre paramento de revoco claro.
La obra comenzó en mayo de 1952 teniendo prevista su finalización en 1954, según se refiere en la revista Cortijos y Rascacielos y se puede apreciar igualmente en la fotografía de ese año en la que aparece el edifico en obras.
En alusión a este tercer tramo de la Gran Vía, se recoge en la publicación La Gran Vía de Madrid, de Pedro Navascués y José Ramón Alonso, el siguiente comentario: " en este último tramo se observa un mayor contraste entre la buena y menos buena arquitectura, pues en medio de una mediocridad dominante, destacan alguna de las mejores obras de la arquitectura racionalista española", señalan los autores la diferencia entre este tercer tramo y los anteriores en la profusión de edificios plurifuncionales, la aparición de ladrillo visto en fachadas y la proporción vertical de las mismas, aspectos los tres a los que responde el edificio en cuestión.
Posteriormente el inmueble fue adaptado a hotel, según aquel segundo proyecto, uso en el que continúa bajo la denominación de Hotel Tryp Washington.
En 1966 se reforma la cafetería con proyecto de Ignacio Fiter Clave y en 1981 se realiza la reforma del hotel según proyecto de José de la Mata Gorostizaga.
De los elementos del edificio inicial solo queda una escalera que si bien no responde a la imperial del proyecto inicial, sí es de la época de su construcción.