El inmueble propiedad de José María Escriña, se sitúa al final del tercer tramo de la Gran Vía, en lo que era la calle Eduardo Dato. Existe cierta confusión documental pues el inmueble en realidad forma pareja con el nº 71 perteneciente a Francisco Escriña y con este edificio mancomuna dos de sus cuatro patios interiores. El arquitecto de ambos edificios es José Sanz y de Bergue.
Como otros edificios de la nueva vía y según el gusto consolidado en las casas de cierto nivel de la ciudad, se compone al igual que su medianero, de un cuerpo central volado sobre la planta baja con huecos sencillos de balcones en la planta primera, entresuelo, y arcos en la segunda, principal. Toda la fachada se decoraba en el proyecto con pilastras verticales enmarcando los huecos centrales, que se remataban con balaustrada corrida de hormigón moldeado, así como la decoración de huecos formando dinteles y orejas sobre los que apoyaban balcones volados del mismo material. La gran longitud de las tres fachadas yuxtapuestas, en especial la que recae a la entonces llamada calle A, luego Doctor Carracido, presta gran calidad al conjunto.
Debido a la longitud de fachada y por una mejor distribución y permeabilidad de su planta baja, se proyectó un pasadizo que comunicaba la Gran Vía y la calle Leganitos, dando desde él acceso a los tres grupos de escaleras por las que se accede a los pisos superiores; el pasadizo proyectaba su iluminación por los patios cubiertos con lucernarios. Hoy este recurso de permeabilidad en planta baja se halla clausurado y ocupado por edificación. La planta baja se ocupa por un amplio local comercial y la entrada al portal se encuentra en Doctor Carracido, habiendo perdido toda su riqueza decorativa original. En la fachada a Gran Vía ostenta un bello bajorrelieve que representa una diana cazadora en estilo Decó.
La coronación del edificio era una balconada corrida con pilastras decoradas con florones y pirámides. La composición del edificio era bastante correcta según estos parámetros imperantes, si bien esta composición clásica era ajena a la arquitectura del movimiento moderno empleada ya en la época en otros países. Como en casos similares, la edificación simplificó en parte la decoración proyectada.
La superficie de este solar es de 731 m2 y se proyectaban tres viviendas por planta dotadas de ascensor y montacargas para el servicio, con acceso a la terraza donde se situaban los lavaderos y el depósito de regulación de agua.
La estructura se planteó metálica sobre rasante, con cimentación y muros de hormigón en sótanos.
El proyecto tiene fecha de enero 1930, es por tanto posterior al medianero aunque posiblemente su ejecución fue simultánea pues muestra una similitud casi total; en la fachada a calle Leganitos sería difícil distinguir ambas fincas si no fuera por el distinto color que hoy decora sus fachadas.
En el año 1976 el arquitecto José Luis Sanz-Magallón realiza obras de reforma en el edificio.
Los antecedentes históricos de estas fincas, las primeras que se construyen en este tramo, están descritas e ilustradas en el nº 73 de la calle, el edificio Vitalicio que recae a la que sería la plaza de España.
