En diciembre de 1914 el arquitecto José Monasterio Arrillaga cuñado de José López Sallaberry, coautor del trazado de la Gran Vía firmó el proyecto para este edificio residencial para Juan Giralt Laporta, que aunque presenta la disposición habitual con zócalo comercial, cuerpo principal y ático de coronación, ofrece la singularidad de ocupar con viviendas incluso el entresuelo, habitualmente destinado a oficinas o ampliación de los comercios inferiores.
Dada la estrechez del solar se planteó destinar la planta baja a un único comercio, que también ocupa el sótano casi por completo, lo que obligó a desplazar el acceso a un lateral, creando una puerta de entrada similar en el costado opuesto para conservar la simetría, y enmarcando entre ambas un único escaparate completamente diáfano, que en el proyecto construido se eliminó por razones de estética, siendo sustituido por dos vanos similares a los de los extremos, en línea con los huecos de los pisos superiores. Éstos presentan dos viviendas pasantes por planta, atendidas por una única escalera con su correspondiente ascensor, y distribuidas en torno a tres patios de luces alineados en el centro del solar, a los que se asoman las habitaciones de servicio, como cocinas, baños y aseos, además del comedor; destinándose a salón y gabinete la crujía con fachada a la Gran Vía, y a dormitorios la de Caballero de Gracia, aunque sin poder evitar una o dos alcobas "a la italiana" sin ventilación ni luz directa en cada vivienda.
Al exterior, las fachadas se diseñaron en el estilo afrancesado que vino a llamarse de los "Luises" por combinar elementos correspondientes a los reinados de Luis XIV, Luis XV y Luis XVI, presentando un tratamiento muy diferente a ambas vías según su jerarquía: más sobrio a Caballero de Gracia, con un sencillo zócalo almohadillado de doble altura con cuatro vanos coronados por arcos carpaneles, y un cuerpo superior dividido en otras tantas bandas verticales, que enlazan un balcón abalaustrado en arco de medio punto en el piso principal y dos balcones de cerrajería con puertas adinteladas en los superiores, coronándose por una cornisa rematada con balaustrada corrida; en cambio, la fachada a Gran Vía ofrece más movimiento, con el basamento almohadillado perforado igualmente por arcos carpaneles, que aquí se abocinan al proyectarse hacia el exterior para sostener cuatro balcones de planta convexa a la altura del principal; enlazándose los dos intermedios en un gran cuerpo volado de fábrica a modo de mirador, delimitado por dos columnas jónicas muy estilizadas que enmarcan parejas de balcones "en bañera" con bellísimas barandillas de fundición y sostienen un entablamento corrido sobre el que descansa el cuerpo ático, con balcones nuevamente abalaustrados y un torreón central flanqueado por columnas corintias en continuidad con las anteriores, rematado por un tímpano de medio punto que enmarca un óculo bordeado de guirnaldas y se corona por una cúpula esquifada muy aguda revestida de pizarra.
Solicitada la licencia al tiempo de terminarse el proyecto y comenzar el vaciado del solar, quedó otorgada en mayo de 1915, terminándose las obras el 20 de septiembre del año siguiente según consta en el certificado final de las mismas, aunque los trámites administrativos retrasaron la licencia para alquilar el inmueble otro año completo; pudiendo citarse como curiosidad que en el primer piso se instaló uno de los primeros salones de belleza femenina madrileños: el Instituto Kinesicoterápico dirigido por Armida Sansoni Marchiori.
En la actualidad, está dedicado a apartamentos de lujo en alquiler, y se conserva en perfecto estado, habiendo recibido un Premio APCE (Asociación de Promotores Constructores de España) a la mejor obra de rehabilitación en 2008.