Este edificio de viviendas de alquiler fue promovido por la Sociedad Inmobiliaria de la Villa de Madrid, como compañía concesionaria de las obras de la Gran Vía, simultáneamente con el nº 12 y siguiendo un esquema similar, aunque aquí el remate se resuelve con dos torreones laterales enmarcando una terraza central, mientras que en aquél es un torreón central el que queda flanqueado por dos terrazas laterales. Ambos edificios fueron diseñados por el arquitecto Eduardo Reynals Toledo, que quizás para impugnar el origen francés de la empresa, que en un primer momento quiso utilizar arquitectos de esa nacionalidad para todos los proyectos- adoptó el estilo neoplateresco (o "Monterrey" como se decía en referencia al palacio salmantino que suministró buena parte de los elementos decorativos utilizados), que se consideraba como un modelo clasicista español indiscutible desde el éxito del pabellón de Urioste en la Exposición Universal de París de 1900.
Como en su vecino, la construcción se ejecutaría con cimientos de hormigón en masa, muros de carga de ladrillo -sustituidos en el zócalo comercial por pilares de acero y pilastras de cantería- forjados de viguetas metálicas, y revoltones de rasillas y decoración de cemento armado a juego con el "estuco a la catalana" de los paramentos. Igualmente las plantas se distribuyen en torno a cuatro patios de luces cubiertos a la altura de planta baja con monteras acristaladas; estableciendo una crujía paralela a la Gran Vía, otras dos simétricas entre los patios medianeros flanqueando el núcleo vertical de comunicaciones con las escaleras principal y de servicio yuxtapuestas entre dos patios centrales , y dos paralelas a la calle trasera de la Reina. Y en cuanto a los usos, son en todo similares, con el sótano dedicado a almacenes de las tiendas de planta baja, trasteros e instalaciones generales, planta baja para comercios, el entresuelo para oficinas y los pisos superiores para viviendas de lujo en alquiler, con dos pisos por planta, con el salón, un gabinete y el dormitorio principal en la crujía a Gran Vía, el baño con su retrete, un despacho, el comedor, y la cocina con aseo y office dando a los patios medianeros; una alcoba hacia el patio central trasero y otras tres abiertas hacia la calle de la Reina.
Los trabajos se iniciaron en junio de 1913 al tiempo de solicitar la licencia, que fue otorgada sin mayores dificultades en noviembre de ese año; y al igual que en el Hotel de Roma se realizaron bajo la dirección facultativa del arquitecto Felipe de Sala Blanco, que firmó el certificado de finalización el 12 de octubre de 1915, siendo las primeras viviendas de alquiler acabadas en la nueva vía, aunque la licencia de habitabilidad no fue firmada por el Arquitecto Inspector de la Reforma Urbana, López Sallaberry, hasta el 18 de febrero del siguiente año.
Poco después de terminado, el inmueble fue adquirido por el Banco de Aragón, que instaló aquí su sede, aunque mantuvo la mayor parte en alquiler; debiendo señalarse a modo de anécdota la apertura en 1923 de las oficinas madrileñas de la agencia internacional Publicitas, que fue una de las pioneras del negocio de la publicidad en nuestro país.
Por desgracia, en 1955, al pasar la propiedad al Banco de Fomento, se eliminó la decoración que ornamentaba ambas fachadas, dejando los volúmenes desnudos, aunque se mantuvo la hermosa cerrajería de los huecos y balcones; realizándose un torpe intento de reposición en los años noventa, cuando se aplicaron en la delantera una serie de elementos prefabricados muy simplificados como frontones, semicolumnas o ménsulas en lugar de reproducir los de la casa vecina, que eran idénticos y se han conservado en su mayor parte.