Patrimonio cultural y paisaje urbano

En una parcela entre medianeras de 484'37 m2, el arquitecto Pedro Mathet Rodríguez que ya había construido hasta tres inmuebles residenciales para Seguros La Estrella en el primer tramo de la Gran Vía diseñó en abril de 1923 para José María Cano un nuevo edificio residencial, con locales comerciales en planta baja.
Según la memoria y los planos de proyecto que acompañaban a la petición de licencia efectuada el 14 de mayo siguiente , el edificio contaba con un subsótano para albergar los servicios generales; un sótano primero con almacenes para las tiendas de la planta baja, que flanqueaban un portal central que conducía a la escalera principal, desarrollada en torno al hueco del ascensor y con ventilación directa por el único patio central, en cuyo fondo se levantaba la escalera de servicio con su obligado montacargas; mientras que los pisos superiores se dividían cada uno en dos viviendas estrictamente simétricas.
Para solventar los problemas de luz y ventilación que planteaba la estrechez del solar, Mathet optó por desplazar hacia la medianera trasera el único patio previsto, creando tres crujías paralelas a la Gran Vía, de las que la central acoge dos dormitorios "a la italiana", con luz y ventilación a través de sendos gabinetes delanteros que flanquean un salón; repartiéndose las restantes estancias hall, despacho, comedor, un dormitorio, y la cocina y el aseo dando a un pequeño balcón en ángulo en torno al patio antedicho, que en algún plano se dibuja ajardinado y con una fuente decorativa en su centro.

El diseño de la fachada acentúa aún más la verticalidad impuesta por la altura del edificio mediante la superposición de un gran mirador volado de fábrica, dividido por resaltos lisos en tres bandas convexas una central más ancha entre dos laterales estrechas , que a su vez se dividen nuevamente en tres huecos, los centrales separados por pilastras estilizadísimas rematadas por arcos de medio punto, y los laterales convertidos en auténticas saeteras; aunque este impulso vertical se ve atenuado por la imposición a la altura del sexto piso de una cornisa que se repite al llegar al sotabanco retranqueado; centrándose el interés de la composición en un gran torreón central de planta ovalada que prolonga las líneas del mirador central, y que se corona por un tambor perforado por ventanucos y rodeado de jarrones rematado por una cúpula moldurada.

La licencia de obras fue otorgada sin problemas el 8 de julio de 1923, pero el 15 de noviembre del siguiente año Mathet presentó un proyecto alternativo para el cuerpo de remate, sustituyendo el gran torreón cupulado previsto en continuidad con el mirador central por dos torrecillas que prolongarían los laterales, siendo aprobada su solicitud el 23 de febrero de 1925; aunque los cambios realizados efectivamente fueron más profundos que los enunciados, pues el cuerpo central se construyó plano en lugar de abombado, y se eliminó la cornisa intermedia, proyectando las líneas verticales sin interrupción hasta el último piso, convertido en cuerpo de coronación mediante una gran banda horizontal corrida a la altura de los antepechos.
Por fin, tras obtener los pertinentes certificados de seguridad de las instalaciones de ascensores y calefacción a las que hubo que añadir una infrecuente bomba impulsora de agua para paliar la falta de presión , Mathet firmó el certificado de finalización de los trabajos el 3 de mayo de 1926; otorgándose la licencia de alquiler el 26 de febrero siguiente.

A pesar de que aparentemente se encuentra bien conservado, hay que lamentar las reformas efectuadas en el zócalo comercial, que no sólo han eliminado las espléndidas ménsulas que fingían sostener los miradores laterales, sino que han invadido parcialmente el hueco del portal, caracterizado por la disposición de dos columnas dóricas in antis que dan paso a un espectacular vestíbulo, revestido de espejos y mármoles y cubierto por una bóveda de cañón casetonada y dorada, iluminada por la luz que proyectan parejas de pebeteros laterales de bronce y alabastro, que son buen ejemplo del cuidado que atorgaba Mathet hasta a los menores detalles.