Este es uno de los edificios menos agraciados de este tramo de calle. Ello es debido a las sucesivas intervenciones que en él tuvieron lugar, pues su aspecto inicial no dejaba presumir el resultado que hoy vemos.
A partir de los años cuarenta se tramitaron muchos proyectos de ampliación en edificios de la Gran Vía; el Ayuntamiento favorece que aquellos que no alcanzaran los 35 metros de altura pudieran completarse hasta la misma e igualar así el ancho de calle que era de esos 35 metros.
Hasta ese momento, en todas las edificaciones de este tramo final de la Gran Vía se debió pagar al Ayuntamiento una tasa de 0,75 pts. por cada metro que sobrepasara la altura de 25 y hasta el máximo de 35 metros autorizados, multiplicado por la superficie del solar en pies cuadrados.
Esta normativa debió disuadir a muchos propietarios de construir el máximo permitido y en muchos edificios se comprueba que se tramitaron expedientes de ampliación posteriores.
En el caso que nos ocupa, el edificio inicial del que no conocemos su autoría, estaba construido hacia 1929; en la documentación fotográfica existente se puede ver el edificio terminado y con sus comercios funcionando frente al solar vacío del edificio Capitol que comienza en 1931 y en otra podemos ver la Residencia de Jesuitas y su iglesia en que aparece este edificio, siendo conocido que los edificios religiosos fueron quemados en 1931.
El inmueble original, no tenía características muy notables, era un ejemplar ecléctico de decoración neobarroca en detalles de coronación y en el cuerpo volado de planta primera que sostenían unos jabalcones de hormigón moldeado. La planta última se decoraba con pilastras entre sus huecos de medio punto que enfatizaban el remate del edificio que se completaba con un peto decorado que recorría todo el perímetro de la finca. Es decir un edificio sencillo, discreto y acorde con la arquitectura imperante.
La ampliación sufrida, de cuyo proyecto consta referencia en el archivo del Colegio Oficial de Arquitectos, se debió al arquitecto José Gómez Mesa y tiene fecha de 1947. Esta obra eliminó todos los elementos de remate, sencillos pero efectistas, sustituyéndolos por un seco volumen exento de decoración del que han desaparecido arcos, balcones y toda su decoración original en planta baja, salvo un pequeño remate de modillones en la cornisa completamente falto de escala.
Ya en los años cincuenta hay fotografías que presentan el edificio con el añadido pero aún se conservan los huecos de medio punto trasdosados a unos marcos cuadrangulares que terminarían desapareciendo.