Patrimonio cultural y paisaje urbano

El edifico se creó por iniciativa de la reina doña Bárbara de Braganza para instalar a las monjas de la orden de la Visitación. El complejo estuvo formado por el templo, el monasterio, múltiples dependencias y jardines. Se encargó el proyecto al arquitecto Francisco Carlier, pero las obras fueron dirigidas por Francisco Moradillo, quien introdujo algunas modificaciones, como las pequeñas torres que enmarcan la fachada de la iglesia. Solo se ha conservado intacta la iglesia, de planta de cruz latina con una sola nave, crucero y amplia cabecera, de gran sencillez que contrasta con la rica decoración barroca. La fachada repite el esquema del pórtico triple rematado por un frontón, pero ampliándola con dos cuerpos laterales que dan lugar a las pequeñas torres, aunque sólo la parte central corresponde a la nave de la iglesia. La horizontalidad se contrarresta mediante un orden gigante de pilastras que enmarcan medallones, jarrones, escudos y guirnaldas. En 1870, el convento se destinó a Palacio de Justicia, aunque la iglesia siguió abierta al culto. En 1891, ésta se constituyó como parroquia bajo la advocación de Santa Bárbara. La rehabilitación fue llevada a cabo por Antonio Ruiz de Salces, pero el edificio sufrió dos graves incendios, el peor de ellos en 1915, apenas afectó a la iglesia, pero destruyó casi por completo el Palacio. Fue entonces reconstruido por Joaquín Rojí con un proyecto que fue premiado en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1926, pero que rompió la armonía entre la iglesia y el convento al modificar la decoración exterior.