Estanques Puente de Segovia
Los dos grandes estanques del puente de Segovia que forman parte del ajardinamiento de Madrid Río ocupan cuatro grandes terrazas planas en los extremos del puente y tienen como fin ensalzar el puente más antiguo y de más solera de la capital. Están ubicados en el entorno de los jardines bajos del puente de Segovia, entendidos éstos como una unidad autónoma, dentro del gran corredor verde de Madrid Río.
El puente fue concebido a fines del siglo XVI por el arquitecto Juan de Herrera bajo encargo de Felipe II como el único acceso a Madrid desde el oeste. A pesar de los avatares sufridos, todavía conserva su función primitiva de entrada principal al centro urbano a través del paseo de Extremadura y la calle Segovia. El puente cuenta con nueve ojos definidos por arcos de medio punto, con el central de mayor anchura, y progresivamente más estrechos hacia los extremos. Su construcción se ejecutó a base de sillares de granito almohadillados, sin más excesos decorativos que las bolas herrerianas de remate superior. El conjunto presenta un aspecto sobrio y contenido, de tal manera que su formalidad reside precisamente en la potencia y solidez de la construcción y en su imponente escala. El valor histórico y monumentalidad del puente hacen de él una de las piezas más destacadas del nuevo entorno de Madrid Río.
El Manzanares siempre fue un río de poco caudal con un curso de agua irregular, conformado por arroyos y riachuelos de baja profundidad y separados por isletas, que encharcaban una ancha banda de tierra. Hubo de esperar hasta inicios del siglo XX para que el río fuese canalizado y sus crecidas controladas. Entre 1914 y 1925, la jefatura del Canal de Castilla y Canalización del Manzanares proyectó y ejecutó las obras de encauzamiento en el área aledaña al puente de Segovia. Esto se tradujo en una reducción de la anchura del cauce y en la ampliación de sus riberas. Como consecuencia, al vecino puente del Rey se le cegaron dos vanos extremos y en el de Segovia los ojos laterales quedaron sobre tierra, aunque el puente se mantuvo íntegramente. En los años cuarenta y al tiempo que se reconstruía tras su voladura durante la Guerra Civil, se le proporcionó mayor anchura al tablero superior y se ejecutaron nuevos encuentros con las riberas del río en ambos márgenes. Proveniente la idea de proyectos anteriores a la guerra, el cauce del río se ensanchó a su paso por el Puente con el fin darle un mayor realce. Así se crearon cuatro dársenas o puertos artificiales idénticos de planta cuadrada y regularmente dispuestos en las cuatro esquinas del puente. Se inundaban de este modo los nueve vanos del puente y el puente recibía una insospechada imagen especular, a pesar de lo raquítico del cauce natural del Manzanares.
Con la desaparición en superficie de la circunvalación M-30, la visibilidad y accesos al Puente han mejorado, en particular hacia las terrazas inferiores en los márgenes del río, lo que ha permitido el ajardinamiento de las mismas. Los estanques reproducen la forma que tenían las cuatro dársenas, pensadas en su momento para desahogar visualmente el puente, a pesar de que el agua que reciben ya no proviene del río, sino que su alimentación es artificial. La instalación de estos dos estanques, accesibles desde los jardines inferiores y con una excelente panorámica desde la cota superior del Puente, ha favorecido el acercamiento de la ciudadanía a sus alrededores. Desde los jardines se puede disfrutar del rumor de los surtidores y del frescor del agua, al tiempo que se contempla el Puente realzado y ensalzado por el reflejo en la superficie especular de las láminas de agua.
Fecha
2011
Datos de localización y contacto
- Dirección
- Puente de Segovia, MADRID
- Madrid
- España
- Barrio / Distrito
- PUERTA DEL ÁNGEL / LATINA
Descripción formal
Los dos estanques que flanquean el puente de Segovia ocupan las cuatro dársenas artificiales y de planta cuadrada que jalonan las cuatro esquinas del puente. Cada estanque atraviesa el Puente en tres ojos y el agua emerge así, de un lado al otro, de manera simétrica. Los estanques consisten en sendas láminas de agua planas cuya intención formal es la de acompañar al puente y recordar su función original. La profundidad media del agua es de unos 20 cm y el acabado del fondo está realizado con un despiece de losas de granito. Hacia el lado del río encauzado los estanques están delimitados por grandes muros de contención, que resultan ser una continuación de los tajamares del puente. Los estanques conforman así una plataforma intermedia entre el nivel del tablero superior del puente y el lecho del río. Están proporcionados y ajustados a la escala monumental del Puente. La anchura de cada estanque es de unos 40 metros, mientras que su longitud atravesando el puente es de unos 120 metros. Los cuatro sectores que emergen al exterior resultan ser, de este modo, cuatro láminas de agua cuadradas y de idénticas dimensiones, esto es, 40 x 40 metros.
El perímetro de los estanques está rematado mediante bordillos de piezas de granito. Dicho encintado recorre también perimetralmente los tajamares del puente, al tiempo que los aísla y preserva de la humedad del agua. Pero si los estaques resultan análogos y simétricos en sus cuatro esquinas, el encuentro con el medio ajardinado de Madrid Río es cambiante y adaptado al tratamiento de los alrededores. Hacia el lado noroeste, el estanque del margen derecho dispone de un graderío escalonado y accesible al público, mientras que desde su lado oeste y sur un pretil algo elevado lo separa de los andenes laterales, desde los que es posible asomarse al agua. El estanque del margen izquierdo queda rematado, en cambio, hacia su lado este por dos taludes inclinados de pradera a ambos lados del puente, que mueren en el borde del estanque, y cuenta, de nuevo, con pretiles y barandillas en sus lados norte y sur. Los laterales de ambos estanques colindantes con el cauce del río no son accesibles.
Los estanques disponen de dos tipos de elementos centrales que rompen la continuidad y planeidad de las láminas de agua. Se trata respectivamente de dos parterres similares para plantas acuáticas y otros dos recintos con impulsores de agua. Los parterres para plantas tipo juncos, lirios o carrizo son rectangulares con unas dimensiones de 12m x 19,20m y ocupan la parte central de los flancos noroeste y sureste del puente. Sus esquinas están redondeadas y a diferencia del resto del estanque cuyo fondo es pétreo, aquí se dispone de un fondo con tierra específica para el crecimiento de esta modalidad de plantas. Los otros dos sectores cuentan, a su vez, con recintos para surtidores de agua también rectangulares y de 24,37m x 14m. Ocupan los sectores suroeste y noreste del puente. Ambos recintos se delimitan también mediante piezas de granito a modo de bordillos. Disponen cada uno de ellos de 16 impulsores verticales de agua de acero inoxidable que lanzan verticalmente el agua y crean grandes columnas que llegan a alcanzar los 15m de altura. La cota de altura, no obstante, es regulable y puede reducirse en días ventosos o crear juegos de agua. Los 16 surtidores se disponen regularmente dentro de cada espacio rectangular formando una malla homogénea.
La iluminación nocturna se realiza mediante lámparas lineales y sumergidas en los bordes de los estanques, además de grandes focos de luz también subacuáticos que acompañan a cada uno de los chorros de agua.
Propiedad
Municipal.