Patrimonio cultural y paisaje urbano

El conjunto de la Ciudad Pegaso quiso en su momento ser una ciudad moldélica para albergar a los trabajadores de la fábrica de vehículos Pegaso. De alguna manera, esta empresa perteneciente al I.N.I. (Instituto Nacional de Industria) fue uno de los buques insignia del régimen de Franco, en el momento en que España estaba consiguiendo salir del período autárquico.
Se construyó entre 1956 y 1965 según una traza de gran amplitud, en la que se agrupaban las dotaciones más representativas en torno a una plaza con frente proticado. Uno de los dos edificios que cierran la plaza es el de servicios generales que contenía las oficinas sindicales, pieza paralelepipédica de ladrillo que se remata de cara a la autovia mediante una fachada en ábside de mampostería concertada de piedra caliza.
La obra, como el resto del conjunto, se debe a los arquitectos Juan Bautista Esquer de la Torre y Francisco Bellosillo García, y se ornamenta en la parte superior del ábside mediante una escultura de piedra negra adosada al muro, obra del escultor abulense Óscar Caprotti de la Torre (1923–2003), que figura a San Cristóbal, santo legendario de improbable existencia que siempre se representa como un gigante que vadea un río portando a sus espaldas a Cristo niño, lo que explica la etimología de Cristo-bal o Cristó–foro, como “portador de Cristo”, y el hecho de que fuera elegido como patrón de los conductores y transportistas, y por tanto su presencia en un lugar relacionado con la producción de camiones.
Caprotti de la Torre inició su formación artística con sus padres, pues ambos eran pintores, y en su  aprendizaje se vio influenciado por la obra de algunos escultores de la generación anterior, como Auguste Rodin o Josep Llimona, aunque en sus trabajos se aprecia más claramente la impronta que dejó en él Mateo Inurria.