Patrimonio cultural y paisaje urbano

Forma parte esta escultura de la serie concebida por el fraile benedictino Martín Sarmiento en 1743 para la decoración exterior del Palacio Real y, concretamente, de la balaustrada corrida superior, atendiendo a los proyectos de Juvarra y Sacchetti. Fueron esculpidas 114 estatuas entre dicho año de 1743 y 1748, durante los reinados de Felipe V y Fernando VI y bajo la dirección de los escultores de S.M. Juan Domingo Olivieri y Felipe de Castro, las cuales se llegaron a colocar total o parcialmente, pues hay noticia que, durante el reinado de Carlos III, el arquitecto mayor Francisco Sabatini llevó a cabo su desmontaje y almacenamiento en el Palacio, atendiendo a nuevos criterios estéticos. En 1842 fueron restauradas por Francisco Elías y José Tomás, distribuyéndose por diferentes lugares, como la Plaza de Oriente de Madrid, el Parque del Retiro, el Museo del Ejército y otras localidades, como Aranjuez, Toledo, Burgos, Logroño y Vitoria. En 1943 ocho de las estatuas de reyes que estaban en la Plaza de Oriente pasaron a los Jardines de Sabatini, proyectados en tiempos de la segunda República por el arquitecto Fernando García Mercadal donde estaban las antiguas caballerizas, y se instalaron alrededor del estanque que ordena el conjunto.

La figura representa al rey Alfonso VIII (1155-1214), apodado “el de las Navas” o “el Noble”, rey de Castilla entre 1158 y 1214, hijo de Sancho III y Blanca de Navarra. Accedió al trono al contar tres años de edad lo que motivó el conflicto entre las familias nobles, los Lara y los Castro, que pretendían su tutela. Su reinado efectivo no comenzó hasta 1169, al año siguiente se casó con Leonor Plantagenet. La principal preocupación de su reinado fue la lucha contra los almohades. En 1212 intervino en la batalla de las Navas de Tolosa junto a Pedro II de Aragón y a Sancho VII, que supuso la victoria decisiva para los reinos cristianos.

Su labor legislativa, con la concesión de fueros a varias ciudades, fue tan importante como la cultural, en la que destacó con la fundación, en 1209, de la primera Universidad española en Palencia. A su muerte le sucedió su hijo Enrique I.