Patrimonio cultural y paisaje urbano

La fuente de las Conchas fue diseñada por Ventura Rodríguez para los jardines del palacio del infante Don Luis en Boadilla del Monte (Madrid). En 1776 Ponz ya la vio construyéndose, todavía inacabada, aunque terminada ese mismo año por Manuel Álvarez al morir un año antes el escultor Felipe de Castro, que la comenzó según dibujos de Ventura Rodríguez. Se ubicaba en una plaza circular arbolada dispuesta en el punto central del jardín de cuadros, en la terraza superior del conjunto y a ejes con el palacio. La fuente fue vendida por los herederos del Infante a Fernando VII, que se la regaló a Mª Cristina de Borbón para su posesión de Vista Alegre. En 1848 parece estar ya en el Campo del Moro. Fue Pascual y Colomer quién dispuso la ordenación de las dos fuentes monumentales –las Conchas y los Tritones- en el eje central del jardín del Palacio Real de Madrid según un proyecto de 1844.
El arquitecto Ventura Rodríguez nació en Ciempozuelos (Madrid) en 1717 y murió en Madrid en 1785); considerado como uno de los grandes arquitectos españoles del siglo XVIII, sus obras se encuadran entre el Barroco y el Neoclasicismo. Comenzó su carrera como delineante en Aranjuez y después para el Palacio Real solicitado por el propio Juvara, convertido en su maestro, y se mantuvo en el mismo puesto con Sacchetti, al que sucedió tras su muerte en 1736 al frente del proyecto del Palacio Real, donde ascendió al cargo de aparejador segundo del Palacio Real; a pesar de su fama y valía, no fue nombrado arquitecto real, pero sí Maestro Mayor del Ayuntamiento de Madrid y académico de la Academia romana de San Lucas y director de los estudios de arquitectura de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Entre sus obras principales destaca la iglesia de San Marcos en Madrid, la remodelación de la basílica del Pilar de Zaragoza y la Encarnación de Madrid, el Transparente de la catedral de Cuenca, los palacios de Liria en Madrid y del infante D. Luis de Boadilla del Monte (Madrid), entre otros.
Felipe de Castro, escultor de cámara de Fernando VI, nació en 1704 en Noia (La Coruña) y falleció en 1775. Está considerado como uno de los grandes retratistas de la del siglo XVIII. Impulsor de la creación de la Real Academia de Bellas Artes, fue su director, además de académico de mérito en Roma de la Academia de San Luca, miembro de la Academia del Diseño de Florencia y uno de los socios fundadores de la Real Sociedad Económica Matritense.
Manuel Francisco Álvarez de la Peña, nacido en Salamanca en 1727 y fallecido en Madrid setenta años después, se dedicó a la escultura como discípulo de Alejandro Carnicero y Felipe de Castro. Ganó la pensión en Roma de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, pero no pudo disfrutarla por problemas de salud. Fue nombrado escultor de cámara. Destaca, especialmente en su obra, La Fuente de Apolo, ubicada en el Paseo del Prado de Madrid, de estilo clasicista, aunque también utilizó la tradición barroca en sus figuras policromadas.