Puente de la Culebra

En el terreno encerrado por el tramo de la tapia levantado en 1766-1767, antes de la incorporación de Sabatini como arquitecto real, se encuentra una de las edificaciones dieciochescas más singulares de la Casa de Campo: el puente de la Culebra, que frecuentemente se atribuye al arquitecto italiano. No obstante, dada su localización, y su originalidad “borrominiana”, nos inclinamos a no considerarlo suyo, sino tal vez de Antonio Carlos de Borbón.
El puente de La Culebra, también denominado puente del Estrecho por su insuficiente anchura para el paso de carruajes, y cercano a la cabecera del arroyo Meaques, es una obra que se inscribe legítimamente en el barroco madrileño desde su condición de referente de los ejemplos de la arquitectura barroca italiana, uno de los puentes más destacados de Madrid en este género. Puede considerarse como la obra histórica de la Casa de Campo de mayor rango artístico de las que subsistieran hasta la II República.
El puente fue objeto de una decisiva restauración en 1980 y recientemente ha sido incluido en el Catálogo de monumentos y elementos urbanos del Ayuntamiento de Madrid como obra susceptible de la máxima protección: Nivel 1. Histórico-artística
Autores
SABATINI, Francisco (Arquitecto y diseñador )
Parques
Parque de la Casa de Campo (sobre el arroyo de Meaques (acceso por las rejas sobre el arroyo de Meaques, desde la carretera de Boadilla))
Fecha
1782
Descripción formal
Su manierista trazado de curvas a modo de meandros, reiterados con inagotable profusión de repertorios constructivos y formales en plantas, alzados y secciones, justifican el nombre de este bellísimo y gracioso puente de formas ondulantes sobre el arroyo de Meaque. Ejecutado con ladrillo y sillería de granito, se compone de cuatro ojos con arcos de medio punto sobre pilas, tajamares y estribos de ladrillo, rematados por sinuosa balaustrada o pretil de sillería con albardilla pétrea de sección cilíndrica cual culebra reptando sobre el pretil. La pavimentación del tablero del puente es de losas de piedra y las trazas de su planta se desarrollan sobre cuatro sectores lineales sinuosos, de mayor superficie los dos centrales. La maestría constructiva de la obra se revela en los ingeniosos detalles que resuelven los encuentros de elementos con giros, quiebros y ondulaciones a los que se someten los barroquizantes gestos formales de la piedra y el ladrillo, sin merma de cierta austeridad decorativa apenas perturbada por impostados o por los mínimos remates ornamentales de granito sobre las albardillas semejando triviales turbantes conopiales o alcachofas invertidas. Las evanescentes formas se elevan a categoría expresionista desde el continuo y oscilante claroscuro que funde luces y sombras sobre los volúmenes, las superficies y las líneas incesantemente sometidas a geometrías curvas casi inaprensibles.
Dimensiones
6,00 x 28,00 x 4,00 m.
Materiales
Pétreo (granito) y cerámico (ladrillo)
Propiedad
Municipal